El cateterismo ureteral convencional fue descrito por Albarrán hace más de un siglo y originalmente sus objetivos fueron asegurar el flujo urinario del tracto urinario superior y la reparación del uréter lesionado quirúrgicamente.
En la actualidad existen múltiples modelos de catéteres simples y su diámetro varía entre 3 y 8 Fr generalmente son de poliuretano y ofrecen diferentes opciones, según su punta proximal sea roma, curva, cilíndrica u olivar, con orificio distal abierto o sin él.
Estos diferentes diseños tienen el propósito de franquear o puentear un obstáculo, ya sea intrínseco (cálculo, tumor, coágulo) o extrínseco (obstrucción tumoral, fibrosis, lipomatosis, etc.). Sus ventajas están dadas por su fácil colocación, la posibilidad de control directo de la diuresis y porque permite la realización de estudios funcionales y radiológicos selectivos.
Las mayores desventajas son la incomodidad para el paciente al tener que fijarse a una sonda vesical y su carácter de derivación externa de corta duración. En la práctica es aconsejable el uso de los catéteres de punta cortada con orificio distal, ya que permiten su colocación y recambio sobre guía y bajo control fluoroscópico.
El cateterismo ureteral simple debe ser considerado como la maniobra inicial en el aprendizaje de la endourología del tracto urinario superior, pues a pesar de que ha perdido indicaciones por el advenimiento del catéter doble J y de la nefrostomía percutánea, mantiene gran utilidad en la práctica urológica. Las dos ideas que se exponen a continuación ilustran esta afirmación.
La colocación de un catéter interno-externo (simple) en el tracto urinario superior constituye una valiosa alternativa en un paciente con una anuria obstructiva o una infección urinaria asociada a obstrucción. Lamentablemente, esta opción es frecuentemente olvidada y los pacientes son víctimas de una lumbotomía bajo anestesia general orotraqueal, solo para colocar una sonda en el interior del sistema colector renal.
El dominio de la correcta ejecución técnica del cateterismo ureterorrenal simple, es decir, sobre guía y bajo control radioscópico, significa haber recorrido el 50 % del camino en el aprendizaje de la ureterorrenoscopia, una de las técnicas endourológicas de mayor utilidad en la urología moderna.

Indicaciones del cateterismo ureterorrenal simple

Las indicaciones del cateterismo ureterorrenal simple (interno-externo) pueden ser diagnósticas o terapéuticas:
  • Diagnósticas:
    · Medición de la diuresis.
    · Recolección de orina para estudios bacteriológicos, citológicos y bioquímicos selectivos.
    · Estudios radiológicos contrastados de las vías urinarias superiores.
  • Terapéuticas:
    · Primer paso de la cirugía renal percutánea.
    · Tutor después de ureteroscopia.
    · Para evitar la obstrucción ureteral después de la litotricia extracorpórea en cálculos renales de masa «crítica».
    · Alternativa al catéter doble J.
    · Localización de cálculos de difícil visualización radiológica para tratamiento con litotricia extracorpórea.
    · Para desplazar cálculos ureterales hacia el riñón y tratarlos con litotricia extracorpórea.
    · Para mejorar la eficacia de la onda de choque por irrigación in situ del cálculo.
    · Para la desobstrucción del tracto urinario superior en casos de anuria o infección urinaria obstructiva.
    · Alternativa con la nefrostomía percutánea.
Como maniobra inicial en la nefrolitotomía percutánea, el cateterismo ureterorrenal simple permite la opacificación del sistema colector renal, lo cual facilita la elección y la punción del cáliz adecuado, la orientación endoscópica intrarrenal, y sirve además como drenaje posoperatorio de la vía urinaria. Se puede indicar como tutor después de una ureteroscopia no complicada durante un período de 24 a 72 horas, para mantener el flujo urinario y evitar así el cólico nefrítico por edema.
Como procedimiento de apoyo a la litotricia extracorpórea por ondas de choque puede tener las indicaciones siguientes:
  • Como alternativa al catéter doble J para profilaxis de la obstrucción ureteral por fragmentos litiásicos, luego de la aplicación de la litotricia extracorpórea en cálculos que, por su tamaño (mayor de 2 cm) pueden generar una gran cantidad de fragmentos. Tiene el inconveniente de que puede prolongar la estancia hospitalaria, es más molesto para el paciente y el catéter no debe permanecer por más de siete días.
  • Para la ubicación de cálculos de difícil localización radiológica, la colocación de un catéter ureteral, con la administración de medios de contraste o sin esta; puede poner de manifiesto la presencia de cálculos de ácido úrico, los débilmente radiopacos o los superpuestos a superficie ósea, con lo cual hace posible el tratamiento exitoso mediante ondas de choque.
  • Para la realización de maniobras de ascenso de cálculos situados en el uréter lumbar. Esta maniobra facilita la litofragmentación del cálculo en situación renal. Actualmente ha perdido vigencia por su alto índice de fracasos y porque los nuevos prototipos de litotritores extracorpóreos posibilitan una buena fragmentación de los cálculos ureterales in situ.
  • Irrigación in situ con suero fisiológico simultánea al tratamiento con litotricia extracorpórea en los cálculos ureterales. Esta maniobra ha sido muy utilizada para mejorar el efecto litotritor de las ondas de choque en los cálculos ureterales, pero en la actualidad está poco justificada por la alta capacidad de fragmentación in situ de los nuevos litotritores extracorpóreos.
  • Para la desobstrucción del tracto urinario superior en pacientes con anuria o infección urinaria obstructiva.

    En estos casos, el cateterismo ureteral simple puede ser siempre una alternativa válida, pero su indicación está aún más justificada si existe escasa dilatación del sistema colector renal, si el paciente es monorrenal o presenta obesidad mórbida, condiciones en las que la práctica de la nefrostomía percutánea puede ser más difícil y peligrosa. La ejecución de una nefrostomía a cielo abierto en estos casos sólo tiene indicación ante el fracaso o la imposibilidad técnica para la realización de los procedimientos mínimamente invasivos.

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