Con un buen dominio de la técnica se produce un bajo índice de complicaciones. Se dividen en mayores (4 %), hemorragia e infección, y menores (15%), hematuria y las derivadas del propio catéter, tales como movilización y obstrucción.
Durante la realización de una nefrostomía percutánea en los casos de obstrucción con infección sobreañadida, existe riesgo de bacteriemia, generalmente relacionada con la inyección de contraste que aumenta aún más la presión intracavitaria, lo cual favorece la entrada de elementos sépticos al torrente circulatorio. Para minimizar este riesgo conviene tomar una serie de medidas: administrar un antibiótico por vía intravenosa antes de realizar el procedimiento, drenar adecuadamente la orina infectada antes de introducir medios de contraste y hacer una técnica cuidadosa y controlada, a fin de evitar punciones reiterativas del riñón que pueden ocasionar la inoculación del parénquima renal.
Es frecuente que se produzca en la mayoría de los pacientes una débil hematuria de origen venoso, que cede espontáneamente a las pocas horas de su instalación. No obstante, en algunos casos este sangrado puede ser intenso o persistente y obligar en ocasiones a realizar transfusiones sanguíneas y al cierre temporal del catéter de nefrostomía, con inyección intracavitaria de 10 a 20 mL de ácido épsilon aminocaproico o sin ella.
Tardíamente pasados los primeros 5 a 7 días de realizado el procedimiento, puede ocurrir un sangrado generalmente intenso e intermitente por la uretra o por la sonda de nefrostomía, debido a la presencia de una fístula arteriovenosa o un pseudoaneurisma; en estos casos debe realizarse con carácter urgente un estudio vascular renal que pondrá en evidencia el tipo, la intensidad y la ubicación de la lesión vascular, que además permitirá solucionar el problema mediante embolización, en la mayoría de los pacientes. Si la embolización no logra solventar la complicación o está contraindicada o es imposible su realización, sedebe ejecutar una nefrectomía parcial o total, según el caso.
También es frecuente que se produzcan hematomas perirrenales, usualmente pequeños y clínicamente asintomáticos. En nuestra experiencia de más de 3500 casos no hemos tenido que intervenir a ningún paciente por esta causa.
Otra complicación puede ser la perforación de la vía excretora seguida o no de extravasación de orina, la que puede ser consecutiva a la dilatación del trayecto o a la colocación de la sonda sin un adecuado control radiológico. Esta complicación puede ser resuelta con la correcta ubicación del catéter de nefrostomía en el interior de las cavidades renales y la evacuación del urinoma si fuera necesario.
Las lesiones de órganos vecinos, intraabdominales (colon, asas delgadas, hígado y bazo) o intratorácicos (pleura y pulmón), son complicaciones graves. Las intraabdominales se producen como consecuencia de punciones por delante de la línea axilar posterior o por anomalías posicionales del riñón o de los órganos intraperitoneales, y las torácicas se asocian a abordajes a través de los cálices superiores.
Otras complicaciones de menor significación son la exteriorización del catéter, que puede ser minimizada por una adecuada fijación y advirtiendo al paciente de que extreme el cuidado y evite tracciones violentas.
El catéter se puede obstruir sobre todo si tiene un calibre fino o la orina drenada contiene coágulos, detritus, fragmentos litiásicos o grumos de pus. En la mayoría de los casos puede ser fácilmente desobstruido mediante aspiración con jeringuilla o pases de alambre guía a través de su luz. Este episodio puede asociarse a fiebre e incluso a sepsis, motivo por el cual el restablecimiento inmediato del drenaje libre de la orina es de vital importancia. La prevención de esta complicación es posible mediante la correcta selección del calibre del catéter, según las características de la orina y con el recambio sistemático de la sonda de nefrostomía.
Son frecuentes las molestias locales en el área cutánea de fijación de catéter y constantemente el paciente refiere dolor que muchas veces le impide la posición de decúbito supino debido a la compresión del catéter. Si no se toman medidas higiénicas, aparece precozmente una irritación cutánea que empeora esta dermatitis por infección secundaria. Ocasionalmente puede ser necesaria la retirada precoz del catéter, por total intolerancia del paciente.
La nefrostomía percutánea tiene un inestimable valor como tratamiento inicial de las obstrucciones del tracto urinario superior complicadas con infección, anuria o enfermedad renal crónica, ya que permite, en estos casos, la recuperación clínico-humoral del paciente y la evaluación morfofuncional del riñón correspondiente, lo cual brinda la posibilidad de elegir el tratamiento definitivo más adecuado. Desempeña un importante papel en la profilaxis de las complicaciones obstructivas en el tratamiento de cálculos renales de masa crítica mediante litotricia extracorpórea y constituye la vía de abordaje para la ejecución de las técnicas de cirugía renal percutánea.
La NP es uno de los procedimientos fundamentales para el tratamiento mínimamente invasivo de las complicaciones urológicas del trasplante renal y constituye la opción terapéutica inicial más adecuada en el tratamiento de la pionefrosis, pues garantiza el drenaje y la descompresión del sistema colector renal, con mínima agresión y escasa morbilidad.
Por su carácter mínimamente invasivo y sus múltiples e importantes indicaciones actuales, la nefrostomía percutánea es una técnica imprescindible para la práctica de la urología moderna.

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