Ayer, Jueves Santo por la noche salí a dar una vueltecita para ver las procesiones y evidentemente tuve que mear hasta en cinco ocasiones.
Sigo teniendo un latigazo fortísimo a la altura del riñón y mucho escozor al orinar…
Hoy no salgo de capuchino en Viernes Santo, por primera vez en muchos años, no en sí por caminar, sino por qué hacer en el caso de venirme ganas de orinar en medio de la procesión.