Se puede insertar por vía retrógrada (transuretral) o anterógrada (percutánea transrrenal). La retrógrada es la más utilizada y en esta variante el doble J se coloca a través de un cistoscopio o un ureteroscopio, o sobre la guía colocada por la luz de un catéter interno-externo previamente insertado. Por vía anterógrada, la maniobra se realiza a través de un nefroscopio o de un ureteroscopio, por una nefrostomía percutánea. En la mayoría de los casos la inserción por cistoscopia o nefrostomía percutánea se puede realizar con una adecuada sedación y analgesia.
Método endoscópico simple
El catéter doble J perforado en un solo extremo es rectificado (su extremo cerrado), introduciendo la guía metálica en su interior con el extremo rígido de esta hacia adelante y fijando ambos con una pinza; el empujador se introduce sobre la guía hasta hacerlo contactar con el extremo inferior del doble J y se fija también sobre esta de manera que doble J, guía y empujador conformen una unidad. Se introduce entonces a través del cistoscopio como si fuera un catéter simple y se sube por el uréter.
Al visualizar el extremo inferior del catéter en el interior de la vejiga, se retira la guía y se mantiene el catéter fijo mediante el empujador, con lo cual se forman las jotas superior e inferior. Este método se utiliza en los casos en que no exista ningún obstáculo en la vía urinaria y no se disponga de un equipo de radiografía con arco en C.

Método endoscópico radiológico
El catéter doble J debe estar perforado en sus dos extremos. Es imprescindible primero subir una guía hasta el sistema colector renal, lo que se logra habitualmente mediante la introducción de un catéter ureteral simple perforado hasta la pelvis renal o hasta el obstáculo ureteral, colocando la guía a su través y comprobando radiológicamente su correcta ubicación (extremo anterior en cavidades renales). Se retira entonces el catéter ureteral y se introduce el doble J deslizándolo sobre la guía, auxiliados por el empujador. Una vez que su extremo anterior ha penetrado en el sistema colector renal, se retira la guía y se comprueba por radioscopia la formación de la jota superior y por endoscopia, la de la jota inferior.
Este método es muy seguro y puede ser utilizado en todos los casos, pero es especialmente útil cuando existen obstáculos en la vía urinaria, pues permite la realización de ciertas maniobras que posibilitan vencerlos.
Los codos, angulaciones o estrecheces ureterales se sobrepasan con flujo hidráulico a presión a través del catéter simple o inyectando contraste para visión directa del obstáculo e intentando sobrepasarlo con la guía metálica o con una hidrofílica de terminal recto o curvo, para después avanzar el catéter progresivamente hasta la pelvis renal. Una vez allí, ya no existen dificultades para el paso del catéter doble J. La técnica para la inserción anterógrada, después de realizado el trayecto renal percutáneo, sigue esencialmente los mismos pasos descritos anteriormente.

Método de reconversión de catéter ureteral simple a doble J
En algunos casos en los que fue instalado un catéter simple, este debe ser sustituido por un doble J, habitualmente por la necesidad de prolongar el tiempo de tutorización del conducto o de drenaje del tracto urinario superior y esta maniobra se denomina reconversión de catéter simple a doble J. Bajo control radioscópico se coloca una guía metálica hasta las cavidades renales a través del catéter simple que ya tenía el paciente. Se retira este catéter y se introduce el doble J sobre la guía con la ayuda del empujador, sin necesidad de control endoscópico.
Mediante radioscopia es posible monitorizar toda la maniobra: cuando el extremo anterior de la prótesis ha llegado a la pelvis renal, se retira parcialmente la guía hasta comprobar la formación de la J superior; luego se coloca el arco en C sobre la región vesical para controlar el descenso de la guía y cuando esta sólo rectifica los últimos 5 cm del catéter, se retira completamente, se mantiene fijo el catéter con el empujador y se verifica la formación de la J inferior.
Si se inserta después de una ureteroscopia, el método es similar, salvo que la guía metálica se introduce bajo control endoscópico ureteral. Después se retira el ureteroscopio y se pasa el catéter doble J sobre la guía, bajo control radioscópico.

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