El testimonio de un médico portador de catéter doble jota

por | 1 Abr 2020

En este blog se ha hablado en innumerables ocasiones de los molestos síntomas (por ser fino) que supone llevar el catéter doble jota en un alto porcentaje de casos. Sigue habiendo profesionales que dudan de ello, basándose en supuestos estudios o en la formación recibida. Ya hablamos también de que muchos estudios tienen datos sesgados y que la estadística, por desgracia, es bastante aclaratoria.
Como ejemplo de lo que piensan los profesionales sanitarios cuando están al otro lado, hoy os traigo el testimonio de un médico que ha sido portador del catéter durante un tiempo. Él es el Dr. Manuel Molina Serrano y esto es lo que cuenta literalmente:

Buenos días, ahora que hay tiempo, voy a relatarte mi experiencia con el famoso catéter.
Tengo 65 años, soy médico de atención primaria, y trabajo en la provincia de Córdoba. Tomo Sintrom por un problema de trombosis venosas profundas, que complica las cistoscopias e intervenciones, teniendo que suspenderlo por heparina, y favoreciendo el sangrado.
Hace dos años, en una revisión de rutina se me detectó un tumor en la vejiga, que me fue extirpado por RTU (resección transuretral) y colocado el catéter, ya que el tumor estaba en la salida del meato ureteral derecho.
Los 30 días que lo tuve que llevar, no pude apenas moverme de la cama, y sufrí todos los problemas del «síndrome del recomendado»: obstrucción de la sonda, retención de orina una vez retirada esta, hematuria continua, dolor, disuria, latigazo renal, etc….
Una vez retirado, volví a la vida y estuve un año bien, al cabo del cual, la cicatriz de la extirpación produjo una obstrucción de ese uréter, con la consiguiente dilatación renal y cólicos nefríticos diarios, durante 20 días…. se me realizaron estudios, cistoscopias, TAC, etc…. y cuando iba a ser intervenido se recanalizó el uréter y desaparecieron todos los síntomas y volvió la normalidad durante casi un año más, en el que seguí con mis revisiones trimestrales y haciendo vida normal.
En septiembre de 2019 volvió la obstrucción, y tras repetir TAC, urografías, cistoscopias, etc…se planificó la intervención para quitar el problema y extirpar otro pequeño tumor que había salido.
El 23 de septiembre se me interviene, se extirpa el tumor y tras varios intentos se encuentra la salida del uréter que estaba escondido tras la fibrosis cicatrizal, y se vuele a colocar el doble J, indicándome que de entrada hay que tenerlo tres meses… ¡y vaya tres meses!… hematuria constante, disuria, latigazo renal, .. todos los síntomas que cuente son pocos.
A pesar de ellos aguante los tres meses, y las ultimas semanas casi insoportable, y de reposo total.
Me lo quitaron el 28 de noviembre y fue como resucitar y volver a la vida… el extremo que estaba en la vejiga se había calcificado y la inflamación de esta era brutal.
Estaba previsto una nueva intervención para intentar hacer un reimplante del uréter, pero las circunstancias actuales (por la pandemia de coronavirus) lo han pospuesto todo, y temiendo estoy de una nueva obstrucción y que se solucione con un nuevo doble J.
Ha sido la peor experiencia de mi vida. No se lo deseo a nadie, te imposibilita totalmente hacer una vida medio normal. Lo he pasado mal, muy mal.
Un saludo.
M. Molina

El catéter es un elemento fantástico y necesario para salvar obstrucciones ureterales, pero que en muchas ocasiones da “demasiado la lata”. Creo que no hace falta que añada nada más a la carta, simplemente desear al Dr. Molina una pronta y total recuperación.

 

 

 

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