El catéter ureteral doble J actual fue diseñado por Finney en 1978, a partir de la idea de McCullough y Hepperlen en la búsqueda de un catéter ureteral autofijable. Su desarrollo y utilización han venido de la mano de los grandes avances ocurridos en el tratamiento de la litiasis renoureteral y ha sido un elemento esencial, tanto en la prevención como en la resolución de las complicaciones obstructivas de la litotricia extracorpórea. Es igualmente una medida auxiliar indispensable para la práctica de la cirugía endourológica y también tiene indicaciones en la cirugía abierta.
En realidad el catéter doble J puede ser eficaz en múltiples situaciones clínicas:
- Obstrucción intrínseca del uréter (cálculo, estenosis, tumor, coágulo).
- Obstrucción extrínseca del uréter (fibrosis, adenopatías, tumores).
- Cirugía (como tutor de la cicatrización ureteral o para el mantenimiento de la integridad del conducto).
- Tratamiento de fístulas urinarias.