La vacuna contra la COVID-19 y los enfermos renales

por | 28 Nov 2021

La vacunación se está demostrando como un arma eficaz para combatir la covid-19. También hay evidencia científica de que con el tiempo la efectividad de la “protección” frente al Sars-CoV-2 va disminuyendo. Por eso se está planteando poner dosis de refuerzo a determinados perfiles de personas.

Una de las dudas que surgió, era si las personas con enfermedad renal crónica (ERC) debían recibir o no de manera prioritaria la dosis de refuerzo vacunal. Es sabido que la respuesta inmunológica habitual de las personas que padecen ERC frente a otras vacunas, como la de la hepatitis B, suele ser menor en comparación con la población general. Esto es debido a la supresión general del sistema inmunológico asociada con la uremia. Además, la respuesta relativamente baja de anticuerpos a una determinada vacuna suele ser inversamente proporcional al grado de insuficiencia renal y a la edad.

No hay excesivos estudios del comportamiento de las vacunas con enfermos renales*. En lo que coinciden la totalidad de los estudios (con baja población muestral) es que la vacuna es totalmente segura y efectiva, pero faltan datos sobre la respuesta inmunológica en el tiempo. Todo parece indicar que va a ser de inferior duración que el del resto de la población. Además, se observa que los pacientes en diálisis tienen un número de anticuerpos significativamente menor que el grupo de control que se estableció.
*No es normal que los pacientes renales formemos parte de estudios en fase 1-3 por ser una población con elevadas posibilidades de tener una respuesta inmunológica alterada o por estar inmunosuprimidos en el caso del trasplante renal.
Lo anterior, sumado al colapso del sistema nacional de salud conlleva el retraso de los cuidados, cosa que nos lleva en muchas ocasiones a la contratación de un seguro salud sin copago que pueda paliar las deficiencias en nuestra atención.

Profundizando en el caso especial de los pacientes que están en diálisis, por protocolo deben ser vacunados, pero hay que cumplir un par de premisas importantes: la vacuna se ha de administrar en una de las sesiones de diálisis, en el centro donde se le dializa y por lo menos esperar 30 minutos para corroborar que no haya reacciones adversas (los estudios hablan de las mismas que la población general); sobre todo es importante que la separación entre vacunas sea de al menos 14 días y no hacer intercambio de marca comercial.

Hay un único caso en que debe anularse la inoculación de la segunda dosis y es si ha habido reacción alérgica severa tras la primera. Esto son poquísimos casos. En cualquier caso, es importante tenerlo en cuenta.

Aunque el nivel de la respuesta de anticuerpos en la mayoría de los pacientes en hemodiálisis se considera positivo, la respuesta es más débil que el del resto de la población. Además, la respuesta es sensiblemente menor en pacientes de avanzada edad y/o con obesidad y/o con otras comorbilidades.

Cabe destacar que la evidencia preliminar sugiere que los pacientes de diálisis vacunados con antecedentes de infección por Covid-19 anterior desarrollan una sólida respuesta de anticuerpos.

Para los pacientes que vayan a recibir un trasplante renal, el momento más idóneo para recibir la vacuna es previo al trasplante o cuando el paciente reciba menos terapia inmunosupresora. En cualquier caso, esta totalmente indicada la vacunación, como al resto de la población general.

Sobre los pacientes ya trasplantados y que hayan sido vacunados prácticamente no hay estudios, pero los pocos datos que se tienen apuntan a que la vacuna se comporta de manera segura, al igual que en una persona con riñones “propios”, pero los hallazgos sugieren que la mayoría de los receptores de trasplante de riñón siguen teniendo un alto riesgo de Covid-19 a pesar de la vacunación. Esta respuesta inferior a la población general también se ha visto igual en receptores de trasplante hepático.

Los pacientes renales que hayan pasado la covid-19, también se recomienda vacunarles con las dos dosis, aunque se debe dejar al menos 90 días. En algunos casos de pacientes “sanos” que habían superado la enfermedad, se estaba recomendando hasta hace nada una única dosis de vacuna.

En cualquier caso, se están haciendo estudios que resuelvan las dudas que se plantean. Una de las principales es valorar la influencia de la insuficiencia renal y el tratamiento renal sustitutivo en la respuesta inmunogénica frente a la vacuna.

La conclusión es que los enfermos renales deben vacunarse contra la covid-19, al igual que se les recomienda vacunarse frente a la gripe, el neumococo y la hepatitis B. También sus círculos cercanos deben vacunarse para crear un cinturón de seguridad alrededor de estos pacientes. Hay que buscar la tan deseada “inmunidad de rebaño” entorno a ellos.

En cualquier caso, deben ser nuestros nefrólogos los que valoren y nos indiquen lo más adecuado para el caso de cada uno y que vacuna/s se nos debe/n administrar.

La información, protocolos y estudios más actualizados son publicados por la Sociedad Española de Nefrología, por lo que es importante consultar la información que esta sociedad científica nos facilita

 

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